- Aprovechando la celebración de la semana de la lana en Madrid, repasamos cómo el urban knitting, arte urbano que decora el espacio público con labores de punto y ganchillo, causa furor en todo el país
Ahora que el frío ha llegado para quedarse, no faltan quienes, además de abrigarse con gorros, bufandas y guantes, también se animan a vestir su ciudad con sus propias confecciones y dos palabras: urban knitting. Muchos sitúan el origen de este movimiento en 2005, cuando los monumentos y el mobiliario urbano de la ciudad de Houston comenzaron a aparecer de la noche a la mañana decorados con labores de punto y de ganchillo. Tras la sensación que causó este arte callejero cálido y lanudo, el urban knitting ha ganado adeptos en todo el mundo, España incluida. Tras colarse en Barcelona y despertar pasiones en puntos tan distantes como Bilbao o Valencia, sigue creciendo cada día.
En Madrid, el colectivo Lana Connection comenzó hace tres años con un grupo de facebook y hoy sus seguidores se reparten por toda la geografía: desde Berlín hasta Santigo de Chile. "Con los movimientos de urban knitting, la gente sale a la calle con sus agujas sin ningún complejo. Lo mismo tejemos en el metro que en el autobús", asegura Clara, cofundadora de la agrupación.
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